Historia Del Santo Rosario

Antes de que existiese el Rosario en la forma que actualmente conocemos, la Iglesia Católica recomendaba la recitación de los 150 Salmos de David. En aquellos días no todos tenían acceso a la educación, la lectura necesaria para aprender o recitar los Salmos no estaba al alcance de la mayoría y la propagación de esta oración se veía estancada. Es por esta razón que la Iglesia opta por reemplazar los 150 Salmos por 150 Avemarías. Santo Domingo, el santo fundador de la orden dominica, es a quien muchos Papas han llamado el fundador del Rosario tal y como ahora lo conocemos. Durante su vida a principios de 1200, una secta conocida como los albigenses, estaba ocasionando daños indescriptibles a la iglesia y al estado. Los herejes enseñaban al pueblo que todo lo material era malo, incluido el propio cuerpo humano. El matrimonio era considerado una perversión. Domingo hace su mejor esfuerzo intentando revertir el daño pero tuvo muy poco éxito.

La palabra Rosario, significa «Corona de Rosas» o «guirnalda de rosas» y proviene de una antigua tradición romana de adornar con coronas hechas con rosas las imágenes de sus dioses. En la cristiandad, la rosa y su delicado perfume, son empleados para simbolizar a la Santísima Virgen María.

Preocupado por aquella lucha, Domingo suplica a la Virgen que le mostrara alguna manera de lograr que aquellos desafortunados, regresaran a la iglesia. La tradición cuenta, que la Virgen María se le aparece a Domingo en Francia y le reveló el Rosario.
La virgen le muestra claramente a Domingo, que si meditaban en la vida, muerte y resurrección de su hijo Jesucristo, uniendo a esta acción la recitación del Ave María, los enemigos de Cristo serian vencidos.
Esta sencilla arma fue empleada por Domingo para la conversión de los herejes. La herejía desapareció y la devoción al Santo Rosario se extendió en el mundo entero.

El Rosario evoluciona

domingoLos primeros cristianos solían usar pequeñas piedras para llevar así la cuenta de los Padre Nuestros. Posteriormente, se comenzaron a emplear «contadores», que eran unos pequeños cordones en los que se habían ensartado semillas. Estos primitivos Rosarios eran conocidos más comúnmente como «Pater Nosters» (Padre Nuestro en Latín).
Alrededor del siglo XII, los fieles rezaban Avemarías empleando herramientas muy similares a las del Padre Nuestro. Mientras tanto, en los monasterios los monjes que eran sacerdotes, cantaban el «Oficio Divino» diariamente. Este estaba compuesto por los 150 salmos de David. Otros monjes que no eran sacerdotes y que no sabían leer, solían rezar 150 Avemarías en lugar de los 150 Salmos. Es por esta razón, que el Rosario de 150 cuentas era llamado el «Salterio de Nuestra Señora» o el «Salterio Breve».
Sin embargo, la división de las 150 cuentas del Santo Rosario en 15 grupos de 10 Ave Marías y separadas por las cuentas de mayor tamaño del Padre Nuestro, fue por primera vez enseñada por la Santísima Virgen María a Santo Domingo.
María dividió el Rosario como un medio para instruir a sus hijos sobre las verdades de su religión que no es otra cosa que la historia del amor de Dios por ellos. Ella escogió las 15 escenas más importantes de la vida de su hijo. María pidió que sus hijos meditaran sobre estos eventos mientras recitaban las Avemarías del Rosario.

Los misterios Luminosos del Rosario fueron añadidos por Juan Pablo II en el año 2002 y es considerado como el último aporte considerable al Rosario en siglos.

El poder del Rosario: Lepanto

piovlepantoEl 7 de octubre de 1561, tuvo lugar una de las batallas más decisivas en la historia de la humanidad: La batalla de Lepanto. En ella, la flota cristiana, se enfrentó a la poderosa flota musulmana que estaba decidida a conquistar todo occidente hasta Gibraltar.
Antes de aquel glorioso día, los reyes católicos en Europa estaban divididos, y todos parecían ignorar las intenciones y el inmenso peligro que el auge musulmán suponía.
La caída de la Europa cristiana era inminente.
El papa Pio V parecía ser el único que percibía el peligro, decide pedir ayuda, pero nadie le hizo caso. La flota musulmana ya se estaba ensamblando en descomunales dimensiones y la amenaza de un ataque se convirtió finalmente en algo real.
A las 6 de la mañana de aquel día y bajo el mando de Juan de Austria, la Liga Santa (nombre que recibe la flota conformada por naves de diversos países aliados) divisan en el horizonte a la poderosa escuadra Otomana. Ambos bandos eran conscientes que del resultado de aquel combate que estaba a punto de dar inicio, dependía el futuro de la Europa y la cristiandad.

«Hijos, a morir hemos venido, o a vencer si el cielo lo dispone. No deis ocasión para que el enemigo os pregunte con arrogancia impía ¿Dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre, porque muertos o victoriosos, habréis de alcanzar la inmortalidad».

En todas las naves de la Liga Santa, se dio la orden de rezar el Santo Rosario. En Europa previamente y días antes del combate, el Papa Pio V había ordenado en todos los países cristianos, el ayuno y el Rezo del Rosario, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.
Mientras la batalla tenia lugar, el Papa Pio V se encontraba rezando el Rosario en su capilla. De pronto, el Papa salió de la misma y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos.
Semanas más tarde llegaría el mensaje de victoria por parte de Juan de Austria (quien atribuyó la victoria a la mediación de la Santísima Virgen). Agradecido, el Papa Pio V decide entonces instituir el dia de «Nuestra Señora de las Victorias» y se agrega «Auxilio de los Cristianos» a las letanías de la Virgen María. Más adelante, el nombre de esta festividad sería cambiado a «El día de la Virgen del Rosario» por el Papa Gregorio III.

El Rosario en la época moderna

Fátima y Lourdes son consideradas como las 2 apariciones Marianas más importantes en la historia de la cristiandad. En ellas, la Santísima Virgen no ha cesado de insistir en la importancia del Rezo del Santo Rosario todos los días y de lo necesario del ayuno y de la penitencia.
En las apariciones de Lourdes, María acompañaba durante el rezo del Rosario a Santa Bernardita. Siempre en silencio y sin mover sus labios, nuestra Señora pasaba las cuentas entre los dedos de sus manos a medida que progresaban en el rezo. El único momento en el que rompía el silencio, era al proclamar el Gloria.
Pero es en Fátima en donde María se presenta como la «Virgen del Rosario» y en donde nuestra señora nos revela la importancia del Rosario como arma espiritual contra los embates del demonio. Es allí en donde María nos pide el rezo diario por la paz en el mundo.

«El Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los últimos tiempos. La Santísima Virgen nos dijo tanto a mis primos como a mi, que eran 2 los últimos remedios que daba Dios al mundo: El Santo Rosario y el Inmaculado Corazón de María.»

La hermana Lucia Dos Santos, nos revela además aquellas palabras y promesas de nuestra Señora con relación al poder del Rosario:

«La Santísima Virgen María, ha dado en estos últimos tiempos en los que estamos viviendo, una nueva eficacia al rezo del Rosario, de tal manera que ahora no hay problema por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a la vida de nuestras familias, del mundo o comunidades religiosas o a la vida de los pueblos o naciones, no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver con el rezo del Santo Rosario».


«Por eso el demonio hará todo lo posible para distraernos de esta devoción. Nos pondrá multitud de pretextos, cansancios, ocupaciones,etc. para que no recemos el Santo Rosario.»

Los Papas y el Rosario

Entre todos los Papas, quizás haya sido León XIII el más grande promotor del rezo del Santo Rosario. No sólo escribió varias encíclicas sobre el mismo, sino que insistió en la importancia del rezo del Rosario en familia, consagró el mes de Octubre al Rosario y agregó el titulo de «Reina del Rosario» en las Letanías de la Virgen María. Por esta razón, el Papa León XIII es conocido también como el «Papa del Rosario».

Como nota curiosa, hay que mencionar que el inicio de su papado, se produce a la muerte de Santa Bernardita Soubirou, la Vidente de Lourdes, en donde nuestra Señora se presentó como «La Inmaculada Concepción» llevando un Rosario entre sus manos.

En la actualidad, la Iglesia ha otorgado al Santo Rosario el grado de Sacramental: Un signo sagrado con el que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por los sacramentales, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.
El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio. En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor.

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